Madrid, 23 de julio de 2020.- ElEconomista Si algo está dejando claro esta crisis del Covid-19 es la necesidad que tienen los países de contar con una industria fuerte. El peso de este sector en el Producto Interior Bruto (PIB) de España antes de la llegada de la pandemia era del 16%, mientras que en el 2000 rondaba el 19%, según el Barómetro Industrial 2019 elaborado por el Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial (COGITI) y el Consejo General de Economistas (CGE). Este dato se aleja del objetivo marcado por la Unión Europea, que recomendaba para el sector industrial un impacto en el PIB del 20%.
Así, España es el quinto país europeo en cuanto a volumen de facturación del sector industrial (538.655 millones de euros), que lideran Alemania (1,9 billones de euros), Francia (1,031 billones) e Italia (1 billón). Para revertir esta situación es esencial que la industria española gane competitividad y productividad a través de la tecnología: la transformación digital es la solución.
Esta es una de las conclusiones del Observatorio La industria española ante el nuevo entorno económico postcovid, organizado por elEconomista en colaboración con Siemens y que contó con la participación del secretario General de Industria y de la Pyme, Raül Blanco, así como el director de elEconomista, Amador G. Ayora.
«En la crisis de 2008 ya se vio la importancia de contar con una industria fuerte, competitiva, dado que los países más industrializados fueron los que mejor resistieron aquella crisis y los que mejor y más rápido salieron de ella», explica Raül Blanco. Además, la situación actual ha puesto de manifiesto otro aspecto muy importante: «la necesidad de contar con cierta soberanía industrial. Necesitamos industria en España y en Europa con cadenas de valor completas, competitivas a nivel global, pero teniendo muy en cuenta que tenemos que contar con unas capacidades estratégicas», añade Blanco.
Sobre este aspecto, la crisis ha evidenciado el problema de carecer de producción propia en ciertos productos. Una realidad que se palpó en el sector de la salud, con falta puntual de suministros como mascarillas, medicamentos o material de protección. Por ello, David Pozo, director Digital Enterprise de Siemens, cree que «es un momento perfecto para impulsar un pacto de Estado, que nos lleve a ese 20% del PIB y en el que es imprescindible la innovación, la resiliencia y la transformación de las personas que forman parte de la industria».
La formación es un elemento clave para los participantes en la mesa redonda. Así lo valora Miguel Ángel García Baquero, consejero delegado de García Baquero, ya que «si no tenemos en España a gente capaz de asumir el cambio tecnológico, no lo haremos». Y es que la Industria 4.0 es todavía una asignatura pendiente en España. Junto a la formación, García Baquero demanda costes eficientes para que aumente la competitividad y la eficiencia de la industria. «Vamos a tener mucho input energético, con lo cual vemos la necesidad de avanzar hacia el autoconsumo durante el día completo, y también requerimos de innovación para buscar la diferenciación con nuestros competidores más grandes».
En este sentido, la digitalización de la industria abriría la puerta a que se origine empleo de más valor y, como recuerda Juan Antonio Labat, director general de la Federación Empresarial de la Industria Química Española (Feique): «Se generarán empleos en otros entornos porque surgen muchos negocios nuevos». Precisamente, la patronal química está trabajando «en una estrategia, que presentaremos al gobierno, sobre qué productos se necesitarían siempre en España para evitar que puedan ocurrir otro tipo de desastres».
Para Donato Martínez, director de Tecnologías y Transformación Digital de Navantia, «si dominas toda la cadena de valor y te dedicas a segmentos en los que puedes controlar el 100% (dispones de I+D, diseño y la cadena productiva), tendrás la capacidad de ir reorientándote».
Eso sí, para abordar los cambios que requiere la industria y volver a rearmar el sector a nivel nacional son imprescindibles los recursos. «Ahora mismo contamos con unos Presupuestos Generales prorrogados. Los diseñó un gobierno en 2017, los asumió otro en 2018 y estamos en 2020 con muchas cosas que han ocurrido, entre ellas una pandemia. Esos presupuestos ya no resisten y necesitamos unos nuevos porque ya no hay margen ni de recursos ni de creatividad para adaptar todo lo que sugieren las empresas», remarca Raül Blanco.
Precisamente esta semana se ha resuelto la batalla que se libraba en Europa por los fondos para la recuperación. Finalmente, se ha alcanzado un histórico acuerdo de 750.000 millones euros, de los que 390.000 millones se distribuirán en subvenciones a fondo perdido y 360.000 millones como préstamos. España recibirá en torno a 140.000 millones de euros, de los que 72.700 millones se darán en ayudas directas. Para acceder a este dinero, los países tendrán que presentar planes de reformas e inversiones a la Comisión Europea y, precisamente, la transición ecológica y digital serán dos pilares fundamentales.
La digitalización también va a suponer un esfuerzo importante en materia de ciberseguridad. «Para generar una alta productividad hay que ser muy eficientes y, para ello, tenemos que aprovechar los datos, algo que no podríamos hacer sin ciberseguridad. Es la otra cara de la moneda de la digitalización», recuerda Pozo. Durante el pasado junio Siemens y Telefónica anunciaron una alianza en ciberseguridad para facilitar la transformación digital sin riesgos, dirigido a las grandes empresas, industrias y administraciones públicas españolas.
«Todo lo que se ha acelerado durante la pandemia se va a seguir desarrollando porque venía representando un cambio generacional. En el caso de nuestra industria, el comercio online y la digitalización de la comunicación. Eso nos lleva a que el terrorismo va a ser digital y hay que defenderse, no solo desde las empresas, sino también desde el Gobierno, porque se pueden desmantelar industrias en un abrir y cerrar de ojos», indica Miguel Ángel García Baquero. Como subraya Juan Antonio Labat, «a medida que somos más digitales corremos más riesgos y, sobre todo, con la llegada del 5G».
Un antes y un después
Aunque una crisis de estas características está suponiendo un impacto muy negativo en diferentes ámbitos, como la salud y la economía, también está ofreciendo oportunidades. Para David Pozo, «ha sido bonito ver cómo las empresas y las industrias pueden ayudar a la sociedad. En Siemens hemos cocreado en el sentido amplio de la palabra. Hemos participado en varias iniciativas de respiradores, haciendo en tres semanas lo que seguramente en condiciones normales habría llevado un año, hemos ayudado a garantizar suministros en la alimentación, hemos proporcionado soluciones que permitan mantener las distancias entre personas…». Asimismo, «muchas de nuestras soluciones han estado disponibles en la nube para que, durante todo el estado de pandemia, se pudieran probar de manera gratuita y ensayar si realmente podían aportar un valor al negocio. Internamente estamos más conectados que nunca. En Europa tenemos en torno a 700.000 conferencias virtuales diarias».
Por su parte, Miguel Ángel García Baquero explica que «la pandemia ha venido a demostrar que la industria de alimentación española está preparada para el mayor estrés productivo que hemos tenido en nuestra historia. El postcovid va a significar un cambio de paradigma, sobre todo en la búsqueda de mayor flexibilidad y más calidad de vida, mientras que desde el punto de vista del consumidor se ha dado un paso adelante hacia una alimentación más sana y equilibrada. Nos gustaría que la alimentación estuviese dentro de las industrias tractoras de España».
Juan Antonio Labat resalta la importancia de «recuperar la demanda del automóvil, ya que el 80% de un coche es química en lo que a materiales se refiere. Y la construcción es el otro gran tractor del sector». Dos industrias que cuentan con planes específicos por parte del Gobierno. Por un lado, el proyecto de ayudas al automóvil dotado con 3.750 millones de euros, mientras que el Ejecutivo destinará 2.000 millones durante los próximos dos años a un plan de rehabilitación de viviendas.
A este respecto, Raül Blanco indica que «desde el Gobierno se han movilizado más de 150.000 millones, lo que representa el 15% del PIB, en un tiempo récord y en paralelo a una caída de los ingresos. Un esfuerzo absolutamente necesario para mantener la circulación sanguínea del sistema económico».
En este contexto, una de las industrias que se ha visto afectada ha sido la naval. Como recuerda Donato Martínez, «estamos capeando el temporal. Movilizamos al año unas 12.000 personas, más otros 25.000 empleos indirectos, y requiere trabajar muy juntos, con lo cual la distancia social no nos ayuda a gestionar la producción». De cara al futuro, Martínez espera «una empresa más consolidada, eficiente y europea. Tenemos que pasar a cooperar y crecer juntos más que intentar ver quién sobrevive«. Navantia ya ha dado los primeros pasos en su camino hacia el Astillero 4.0 a través de un acuerdo con Siemens, que implantará la gestión integral del Gemelo Digital en el nuevo programa de las Fragatas F-110.
En su caso, Juan Antonio Labat cree imprescindible para los próximos años «el apoyo a la pyme, que necesita mucho a la gran empresa, en su digitalización. España tiene que centrarse en conseguir que estas pymes sean digitales, sostenibles y circulares». Mientras, García Baquero aspira a contar con una «industria más diferenciada, más tecnológica y con productos más segmentados para cubrir las necesidades del consumidor». Por su parte, David Pozo espera que «en lugar de proveedor pasemos a ser un partner, un compañero de viaje que habilite que todos esos deseos y buenas intenciones se hagan realidad».
*Este acto se ha realizado cumpliendo todos los protocolos de seguridad marcados por las autoridades competentes.
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