La Industria Química registró en 2016 un crecimiento productivo del 3% pese a que su cifra de negocios se ha visto ajustada a un incremento del 1,7% debido principalmente a la caída de los precios internacionales, situación que se ha trasladado también a las exportaciones aunque el buen comportamiento ha seguido siendo la tónica general del sector en los mercados internacionales. Tanto en el mercado interior como en el exterior, el sector incrementó su volumen de producción, dato evidentemente positivo y que permite mantener un ritmo constante de crecimiento en los últimos años situando a la industria química en una cifra de negocios un 19% superior a los niveles previos a la crisis.
La industria química continúa generando además, más de 540.000 empleos directos, indirectos e inducidos, precisamente en una etapa en la que la crisis ha dejado tras de sí, más allá de la destrucción del empleo, una clara precarización laboral, lo que constituye sin duda uno de los problemas fundamentales de nuestro país. En el caso del sector químico, sin embargo, los puestos de trabajo mantienen una evidente calidad tanto por su estabilidad -94% de contratos indefinidos-, el nivel de retribución -38.100€ por trabajador y año y la indispensable inversión en formación -223 € anuales por empleado-.
La calidad del empleo del sector genera su vez una mayor contribución fiscal por trabajador, ya que vía IRPF y cotizaciones se alcanzan cifras cercanas a los 20.000€ por empleado y año.
Dos factores continúan siendo claves en el futuro de la industria química: su capacidad exportadora y su liderazgo innovador. En el primer caso, el sector es ya el segundo mayor exportador de la economía (por CNAE) y destina a mercados exteriores el 55% de la producción. Por lo que respecta a la innovación, la química lidera la inversión y el gasto en I+D+I en España, así como la contratación de personal investigador.